El perro, el gato y la gallina

>> jueves, 11 de marzo de 2010

Picoteaba un día una gallina

entre unos desperdicios de cocina

cuando le sobrevino un deseo urgente

de alzar la vista al frente

y caminar con paso vacilante (el cuello para atrás y para adelante)

hacia un montón de paja allí dispuesto.

Cacarea, se sienta, se menea,

pica, repica, suplica, tuerce el gesto,

se levanta, se vuelve, cacarea,

puja, empuja, apretuja y pone un huevo.

Un gato, que de todo fue testigo (aunque el suceso no era nada nuevo)

reflexiona, lamiéndose el ombligo:

“A las puertas del siglo XXI, y que aún pongan los huevos de uno en uno!”

No alcanza a comprender su alma felina que una simple gallina,

no sabiendo de ciencia, ni de oficio,

sin el auxilio de gente preparada,

ni acceso al beneficio de la moderna técnica avanzada

esté a poner un huevo autorizada.

Se acerca el gato a un perro

que dormita al sol junto al corral

y al oído unas frases le musita en tono coloquial:

“¿Se ha fijado, colega en cómo pone la gallina,

ciega al peligro, sin método ni nada?

Hemos de poner fin a un sufrimiento

que hace de las gallinas instrumento de la naturaleza desatada.

” “Tiene razón”, responde el aludido,

que es la puesta una empresa complicada para hacerla en un nido.

Hay que abrir un centro veterinario,

a modo de huevario,

en el que sea la puesta controlada

y el huevo por expertos atendido.

” Buscar deciden, pues, a la gallina

que a la puesta parezca más cercana,

y resulta ser tal la Serafina.

El gato le pregunta:

“Dime, hermana, ¿no notas de algún huevo la venida?”

“Nada noto” — “¡Es puesta retenida!”

“Hemos de proceder sin dilación.

Estírate para la exploración.”

“¿Me siento así?” — “¡No, tonta, boca arriba!”

Procede a desplumar el perineo (¡qué vergüenza!).

Colega, ya lo veo.

Con una lavativa

y una infusión de hormonas adecuada

habremos de inducir ahora la puesta;

una vez dilatada, hacer palanca con una cuchara

y recoger el huevo en una cesta.”

(Hubo de dar el gato una tajada,

porque, si no, no entraba la cuchara.)

Ya se extiende la voz: ¡Por fin la ciencia da respuesta

a este problema diario!

Las gallinas, con suma diligencia acuden al huevario.

Y es fama que de ciento que allí ponen

son las cien boca arriba desplumadas

las noventa tajadas las cincuenta inducidas, c

uarenta instrumentadas, y algo más de treinta

salen con un buen corte en la barriga.

Tan sólo una recela: nuestra amiga

que iniciaba esta historia.

Porque es gallina vieja, que ya ha puesto mucho

huevo en la vida, y todo esto le huele

más a esclavitud que a gloria.

¿No ha de tener mi cuento moraleja?

Hela aquí: Mujer, no seas gallina,

y si lo eres, sé gallina vieja.

Pregunta al que entusiasta te aconseja

métodos tan científicos y nuevos.

“¿Ayudas tú en verdad a la gallina,

o sólo vienes a tocar los huevos?”

Dr. Carlos González.


Aunque no practicamos la crianza de apego, defendemos el derecho al parto natural. Enhorabuena al grupo 'A brazos' por su representación.

2 comentarios:

Bubu 14 de marzo de 2010, 9:08  

Preciosa representación y precioso el nombre de tu blog, me encanta, te mando un besazo y te felicito por compartir algo tan bonito.

Anónimo,  6 de agosto de 2010, 9:44  

Hola, te leo de vez en cuando y me hace mucha gracia tu blog, tal vez porque tengo un peque de 19 meses y me siento identificada al leerlo. En algunas cosas estoy de acuerdo contigo y en otras no tanto...lo cual es lo más normal del mundo. Esta entrada me ha gustado mucho (en general me gusta Carlos González). Te diré, cuando comentas que no practicas la crianza de apego, que yo creo que sí lo haces. Al margen de las etiquetas que solemos poner a todo hoy en día, y al margen del concepto al que te refieres, que ahora está tan de moda, opino que cuuando unos padres crian a su hijo con todo su amor, y me parece que ese es vuestro caso, están practicando crianza de apego 100%. Enhorabuena por tu simpático blog y por tu nene, que es precioso.
Un abrazo,

Publicar un comentario

Blog template by simplyfabulousbloggertemplates.com

Back to TOP